Esperaré el mañana, con las alas extendidas en la noche oscura
Para acariciar la nube, para presagiar al ángel
Para contemplar la luna
Para sobrevolar la tierra
Me posaré en la vereda, entre las hileras de amapolas
Para subir la colina, para contemplar el día
Para ahuyentar al lobo
Para volver a ser niño
Caminaré despacio, entre las callejuelas del pueblo
Para subir al almendro, para contemplar la iglesia
Para leer el libro
Para deshojar la vida
Esperaré la noche, entre los almanaques manidos de mi historia
Para conquistar mi amada, para olvidar su aroma
Para arrullar al viento
Para dejar volar mi alma
Con las alas extendidas en la noche oscura
Buscaré a mis padres entre dos lunas, para sanar heridas
Para tomar sus manos
Para nacer de nuevo
Hablaré entre los silencios de mi soledad y la noche oscura
Para preguntar a Dios, para escuchar su voz
Para saber porque hay odio
Para comprender porque muere el niño
Miraré en lo profundo de mi alma humana
Para descubrir el espectro que habitó mis sueños
Para preparar el campo, para sembrar de nuevo
Para sonreír, para amar, para dar y recibir
Para esperar mi muerte, para volar de nuevo