El lugar del crimen que abandonamos cada mes
Para no sentirnos culpables, para que no nos atrapen.
La medianoche es la hora perfecta para
ocultar nuestras maldades.
No hay testigos que escuchen los amores
que salen de esas cuatro paredes.
Para qué apretar el gatillo
siempre estamos dispuestos a matarnos a besos.
Abatirnos en un duelo
donde el premio es un beso en cada esquina.
Hoy los corazones sangrarán
dejando huellas en la cama.
Es un ritual el robarse mis suspiros
del que me ama.
Pongo las manos al aire, pongo mi vida en sus manos.
Amantes de lo ajeno porque no nos pertenecemos.
Volvemos al lugar del crimen
para interrogar nuestras dudas.
Pero es inútil cuestionar quién es el responsable
de estás bajas pasiones.
Apuntemos a nuestro deseo.
Dispara aquí adentro.
Prófugos de la verdad.
Sospechosos hasta el final.
13052020