Estoy armado de
cierta bronca
ancestral acurrucada
en mi lado derecho
del corazón.
Del lado izquierdo...
comenzaron a izarse ciertas
plantas de porfiados
zarcillos que se
trepan sin cesar
hasta el fondo de los
ojos y
cuando miro
como ausente la distancia
recorrida, tengo los
pasos porfiando la vida.