Yo solía apoyar mi cabeza
entre los confines de su vientre,
donde dormía mi sueño
para en su piel poder mecerse.
Anhelaba pintar con mis manos
caricias suaves en su frente
y cuidaba de aquel amor
para que fuera diferente.
Ella fue para mi, del mundo lo mas bello,
de bronceada piel y de largo cabello,
de amor y paz era su jugo de saliva y beso
y su abrazo la celda donde sentirse preso.
Ella es hoy esa luz que ilumina el universo,
es ese amor que no se ve pero se siente,
ella es hoy esa paz que levita en mi mente
y esa dulce melodía que acompaña mis versos.