Viniste como una ráfaga de viento
sin previa invitación,
y te alojaste en el hotel de mi alma
con dueño al corazón.
Pagaste con amor adelantado
sin necesidad de pedirlo,
y agregaste más color
a esta vida sin sentido.
Y es que con tu llegada
la felicidad parece verdadera,
y esas noches en el teléfono
la hacen duradera.
Las flores ya no se marchitan
con la llegada del invierno,
pues a tu lado parece primavera
todos los días que te tengo.