Grita mi corazón,
¡se estremece mi alma!
Y te busco,
desesperadamente te busco,
con ciego empeño te busco;
grito escondido,
en el dolor, del dolor,
ajeno al dolor propio,
en el azur, de un amor perdido,
hayado y encontrado,
en la cima de una montaña alta,
en la luz serena
de las estrellas,
en la fragancia de las rosas,
en el aroma del mar,
en el callado silencio
de un alma taciturna,
dormida en la inmensidad de
la noche.