Guadalajara, 26 de marzo 2019
Incierto venidero.
Gemebundo, sí. Apostasía vacilante, esto de la autocrítica es un suplicio, ¡gracias y… tremenda mierda! Sin paroxismo, sin eufemismos. Represión a tus caderas frías que imanas a mis enflaquecidos tobillos, a mis brazos alfeñiques y a mi ebria consciencia. Sin embargo, has de pagar un precio más caro.
Reniego de temerte día y noche, reniego el tener que plantearte, el tener que esperarte. Reniego el no saber si serás crudo o serás moreno, reniego de tu inherente distancia y tu inodora metafísica. Reniego no poder conocerte.
Te persigo, como un estulto necio, claro está. Eres el único destino, eres el fin, eres el ocaso de la vida. Musa de quienes somos solitarios, anhelo de quienes somos desdichados y eres el amante de quienes dormidos al horario de los búhos. Que placer me ocasiona el crepúsculo, aunque claro está que jamás veré el ‘’mañana’’.
Espero que recibas mis bravatas, considera el contenido de esta carta, porque el día que te me presentes no dudare en romperte todo tu esotérico hocico con mis botellas por osar quitarme el sueño cada noche.
P.D. todos me preguntan por ti.
-S Esteban Esquivel