Cada recreo, en el rincón del aula
La historia continuaba,
La imaginación seguía hilando
Nueva fantasía,
Mientras todo mundo
Hacía lo suyo allá afuera.
Las paredes del rincón prometían
Resguardo ante cualquier amenaza,
Los monstruos aparecen de la nada,
Nunca avisan su llegada.
El encierro no era un castigo
Aunque no era más divertido
Que correr junto a los demás,
Y tener un amigo.
Creyendo pasar desapercibido
por todos, jugaba a escabullirse
Buscando llegar al salón vacío,
hasta entonces el mejor escondite.
El plan fluía como agua en el río
Hasta que un día lo inesperado llegó
No podía creer lo que veía
En un recreo su maestra entró.
Sin preguntas, sin acusaciones,
Desconociendo lo que iba a lograr
Se dio a la tarea de motivar
- Sal a jugar con tus compañeros-
Invitaba con suave voz,
Más recibiendo respuesta, de interlocutor tímido
- Aquí estoy bien, maestra- Ella nunca más le insistió.
De allí en adelante no estuvo más solo,
y la nave elevada aterrizó.
La noble presencia de su maestra,
Insistente el camino marcó,
Un día el pequeño a explorar la escuela, valientemente salió.
Son Maestros con vocación
Aquellos que irrumpen, fuera de horario acostumbrado,
Los que van más allá de números y letras,
Ofreciendo del cofre de su tesoro
un conocimiento entero,
Dan tiempo, alimentos, palabras de aliento y si es necesario
Dan silencio mientras nos acompañan.
Agradecido estoy con usted admirable maestra,
Porque ha logrado estar no sólo
En el espacio, que ofrece el título frente a la pizarra,
Porque le veo en el presente
Al lograr extender las alas,
De aquellos que en un pasado
Cerradas las tuvieron,
Por temor a volar en las alturas,
Únicos y libres en el inmenso cielo.
Autor. Ruth Gonzalez Galindo
Inspirado en su maestra de 4º Primaria. Cesarea Nomura Yamamoto