En el mar imponente de tu cuerpo
me veo navegar en cada noche,
zarpando tempestuosa entre tus besos
y ondeándote mis velas en derroche.
En el horizonte de tus ojos he divisado tus anhelos,
Ya voy izando, bajo tu ombligo, la bandera de mi puerto.
Quiéreme así toda tuya, sáciame todo el deseo,
húndete en mí, cual espada, y conquístame tierra adentro.
Coloniza mis dominios, esclavízame en tu pecho,
azótame las ganas con el mástil de tu cuerpo.
Evangeliza mis locuras, encarcélame en tu lecho,
haz que cada noche arda bajo el fuego de tus dedos.
No me atiendas si te hablo, no me mires si te veo,
solo sáciame las ganas en interminable desvelo.
De mi cabello haz las riendas y cabalga sobre mi cuerpo
¡qué afortunada seré, si sobre tu corazón despierto!
Adéntrate en mis aguas con los remos de tus brazos,
naufraga entre mis olas y descansa en mi regazo
que esta noche ardiente, me entregaré a ti desnuda
y me bañaré en la espuma de tu elixir caliente.
Deja que te arrope con mis olas en esta noche de tormenta
y no me dejes nunca sola, mientras nuestros cuerpos hiervan.
Déjame aquí desnuda sobre tu cuerpo dormido,
déjame aquí disfrutando de tanto que te he querido.