Alexandra L

Pena

 

Hay un dolor inmenso que devora  las letras
un pasado que duerme con las puertas abiertas,
la pena es alimento de las horas eternas
se nubla la razón, se inhibe la destreza.

El pensamiento vuela sin rumbo, se despeña
en barrancos oscuros donde la muerte acecha
y el corazón resiste cada incursión ajena
de eléctricas descargas que estimular quisieran.

Un paseo fugaz por la mente despierta,
destellos que simulan recuerdos, sueños extras,
para esperar un poco, lo que al final no llega
el poder despertar de aquella niebla espesa.

En negación total el alma se repliega
buscando los motivos, el por qué de esta escena
acuden presurosas las astutas quimeras
falso aliento doblega, ilusión pasajera.

Duele, duele en la carne, en los huesos,
en el aire que llena los pulmones, en los ojos ya ciegos 
en el tiempo perdido sin decirnos te quiero
en el silencio ingrato, en el falso desvelo.

Se parte en mil pedazos la vida, son cristales de hielo
ya no me quedan lágrimas, en el rocío se fueron
humedecen la tierra que abrigara tu cuerpo
en esta azul mañana donde intento estos versos.