Subo y bajo del cielo,
Todos los días sin descanso
Y veo a mi Padre y a los míos,
Almas que emigraron al cielo…
El conductor del autobús celestial
Es Modesto el chofer, mi Padre
Dice que viven en el jardín angelical
Un mundo eterno sin trabajo ni hambre…
Traspaso el túnel de la luz eterna
Dios me regala la entrada gratis
Y me comenta, que mi alma es buena
Pura como todas, las que suben al iris…
Ascendiendo dejando su cuerpo
En el paraíso terrenal, el cementerio
Campo de almas fugaces, en relevo
Dejamos de respirar y somos misterio…
Siento en mi corazón los latidos,
De otros cuerpos en proceso,
Un tránsito de recuerdos vividos,
Que ascienden al infinito del universo…
¡Dios mío, si fuese todo esto cierto!
¡Qué grandezas vivo, ascendiendo al cielo!
Y bajando la ternura riega mi huerto,
Silenciosos vacios, misterios de alto vuelo…
Soñar despierto lo mismo que dormido
Es la esperanza que alivia a mí cuerpo
Lleno de llagas de dolor inmundo,
Que se me alivia, en mis viajes al cielo.
¡Soñar es libre y el “Señor” me regala viajes al cielo, visitas de las que bajo muy contento entre la realidad, de mis cuentos!
Modesto Ruiz Martínez / sábado, 31 de julio de 2010