Y pensándolo mejor mi cariño,
comprendí que el hacerte mi gran pasión,
provocaba en mí dolor y en ti irrisión,
y ahora ya a olvidarte me constriño.
Que no pudiendo en ti ser gran afición,
desespero, mas no me desaliño,
si no hay grandeza en la mente de un niño,
en pequeñeces vertirá su intención.
Mas no desacredites mi decisión,
pensando que con mi corazón riño,
es verdad que un día te amé, y sin medición,
pero ya el amor de dignidad tiño;
e ignorando del dolor la duración,
por alivio, a tu recuerdo me ciño.