Los lunes para mí tienen sabor a domingo.
Poder cebarme unos mates por la mañana,
Sin sentir la opresión de rajar a laburar,
Porque voy con el tiempo justo.
Andar en patas y pijama,
Despeinado y desprolijo.
Asomarme al balcón,
Ver la gente pasar,
Fumarme un cigarro,
Respirar y sentirme.
Porque cada palabra que escribo,
Porque cada mate que tomo,
Porque cada pitada de cigarro,
Tienen el inconfundible sabor del domingo.
La inconfundible sensación,
De esa bocanada de aire que das,
Cuando no podes respirar.