Porque cuando quiero expresar mucho,
las palabras se hacen nudo en mi garganta,
porque este desconcierto me aterra,
y en la travesía combato con la magrosidad de entes,
y persisto siguiendo luces, estela
que sutilmente a tu paso por las cumbres dejas
en cada vereda de mi pensamiento,
en este mundo que forjar procuro
materializando con palomas lo que llevo,
en cuyas alas tu terneza proyectas,
tan sólo para darle vida a memorias
que atizan al fuego de mis esperanzas.
Porque no necesitas guardar el mutismo de tus palabras,
que tu silencio estremece a mis oídos;
en esta noche la derrota de mis sueños
aplasta demonios que toscamente portan desavenencias,
quiero morir con lentitud en tu refugio,
por la certeza que me devolverás la vida
con el hálito de tu emoción en su gracilidad
sobre el aura de mi pensamiento.
Porque no sé quién eres tú, ser de gran belleza,
tu misticismo me pasma inefablemente,
tú le devuelves la vida a mi fe que había muerto,
eres farola y reluces en la densidad de mi noche.
Porque no sé cuánto tiempo permanecerás,
tan próxima a mí, en este campo de hostilidad
en el que imperan los entes que mi mente calla,
yo acepto si te quedas y acepto si te vas.
¡Ay! Hacerte despertar en enamoramiento,
vibrar tus entrañas con arrebato,
amarte y ser amado en retribución,
mantenerte bajo el desvelo de la luna,
inducirte sueños sublimemente en la plenitud del día,
irrumpir en tus sueños estando tú dormida
y con la imperfección que nos toca,
sin dejar de vivir en pos de la dicha,
invadir tus pensamientos,
despertar en ti diafanamente el amor,
y pintar tus horas con la finura de un color
para viajar juntos por los cielos,
¿quién podrá ser ese afortunado?,
siempre obtendrá dicha quien te pueda merecer,
día a día, tenerte y ser tuyo, ¡oh ser de magia sin igual!
Detrás de las nubes que se deforman
y que me impiden arribar sobre tu geografía,
aguardo, mordiéndome las uñas,
con mis ansias, las que se arrugan,
y con mi corazón en somnolencia
estoy esperando a que amanezca,
a que se haga día y haya luz,
pienso si quizás desmerezca el premio
de bañarme en tus sábanas que enciendes
con tu calor, no creo por ahora que sea un sacrilegio
introducirme en tu templo con esta boca que amordazo,
y pienso en el tiempo,
en el tiempo contigo, con clima de calor,
en el tiempo sin ti, con tempestades,
en los tiempos que duermes en mi alma, sin noción del tiempo…
en los tiempos que te vuelves un fantasma, que transcurren con lentitud…
pienso en el poco tiempo que tengo
para eternizarte en mis días sin tiempo.
El tiempo, ese conjunto de caprichos,
estados de ánimo de la naturaleza,
hay tormentas entre mis cabellos, suceso que inusualmente acaece,
y sobre el césped de mi ansias... los insectos:
belleza en las luciérnagas que revolotean en mi ombligo
cada vez que pienso en ti, porque te busco,
de todo esto es el cielo quien da su testimonio,
que estando bajo el manto que se consagró
en aguacero me empapo... con tu numen, ya mojado, de ti,
escurren mis deseos de la cabeza a los pies;
que grato es poseerte con sutileza, así,
mas no vienes hoy a mí, tal vez mañana.
¿Si llueves en mí, mujer, cómo no empaparme?,
eres el líquido de mi cielo que recorre mi cuerpo,
con deseos que fervientemente me exaltan
cada vez que en gotas te desprendes...
tu calidez en mi piel deshace al hielo
en los casquetes de los polos de mi corazón,
y yo, bañado de un calor sin parangón, el de tus entrañas,
soy esclavo tuyo, entregado a tu éxtasis,
adicto al placer en que divinalmente me enmarañas.