Nacemos en primavera
como una flor en capullo
con colores,
que de diversa manera,
llena juventud de orgullo
y de amores.
Crecemos en el invierno
apreciando muchas flores;
y los frutos,
llenos del amor materno
envuelto en tiernos amores,
da tributos.
Sufrimos en el verano,
al no sembrar en invierno.
¡No pensamos!
y tardíamente en vano,
la vida se vuelve infierno
¡Y lloramos!
Después llega el triste otoño
gris... y con sus secas hojas
sin la suerte,
quizá, de ver un retoño;
la agonía te despojas
con la muerte.