Lydia Gil

¿Qué tendrá la princesa?

 

¿Qué te pasa?

¿Por qué rezas?

Por mi alma condenada

¿Tú alma condenada?

¿Qué dices niña? 

No me convenzas...

No puedes ser más buena.

¿Qué te pasa?

Dime la verdad,

no mientas...

 

Me duele el alma,

su dolor no amaina.

Nunca hiciste mal a nadie

No, sus palabras son certeras,

Sólo fui mala conmigo

y eso, eso no cesa.

 

¿Te impones tú misma el castigo?

No habría suficiente delirio

para tal ofensa.

 

¿Qué te pasa, bonita?

¿Por qué contigo tanta dureza?

Cada vez que escucho la frase:

\"¿Qué piensas?\"

Siempre me repito interiormente:

Ese grito, que no cesa.

Ese mar que me pedía acordarme,

En forma de labios medio abiertos,

apunto de besarme,

Ese abismo de sus ojos profundos, 

en el que yo quería adentrarme...

 

¿Y ya no late?

¡Oh, por Dios os juro

que cada día más latente,

Cada vez más llamante!

 

Entonces, no entiendo,

Explícamente, adelante:

¿por qué tanta condenada?

¿Qué es lo que tanto te pesa?

¿Qué hiciste para que tanto duela?

Irme, irme de dónde quería quedarme.

Y sin su respiración entre mis labios dejarme.

 

Lydia Gil