Porque no son ni él ni ella.
En pie ante vendavales y tormentas,
los árboles pierden las hojas
pero no la vida.
No siguen los pasos de nadie.
No sucumben, mueren
pero jamás desaparecen.
Porque no son ni él ni ella,
porque son hermafroditas.
No sufren de amores,
ni por hombres ni por mujeres.
Porque son ambos, siguen de pie.