Si fuera sólo respirar
sin esfuerzo ni dicha
aparentes, términos
contradictorios, una
realidad emergente,
en cada símbolo detenido.
Al alba, corriendo
en determinados círculos,
una sombra formaría
gradaciones de signos,
entre los dedos, la espiga
habitual.
La escarcha entretenida,
en caricias desiguales,
la flor arremetida en el interior
de un espacio cóncavo.
Y todo aquello que fluye,
en la respiración alterna,
una cueva de luz formando
estalactitas secretas en lo
alto de una nube de residencias
fortuitas. Mira, la luz,
volverse sal entre tus labios-.
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