“Que Paris est beau
quand y chantent les oiseaux
que Paris est laid
quand il se croît francais”
Les Têtes Raides
Mujer de cabellos largos,
de vientre breve y pétreo,
de senderos retorcidos
de piernas y senos encantados.
Babilonia gentil y no tanto,
amante voluble del poeta,
patria del vapor azulado,
historia y lluvia siempre inquietas:
Como extraviada hoja sepia y otoñal
me vi, de pronto, bordeándote el Sena.
Ahí floté como solitaria nota de jazz
como gota de vino derramada en una mesa.
Te besé las islas, los labios,
nos hicimos largamente el amor:
en cada esquina, en cada barrio
en los cafés sin ningún pudor.
Bebí de tus plazuelas mojadas,
me disolví en tu alocado ritmo.
Baudelaire, Rimbaud saludaban
ese erótico recorrido.
Yo sé que tú también me querías:
aunque sea solo un poquito.
Yo sé que tu también disfrutabas
de mis pasos sobre tus distritos.
Sólo un designio delirante, irracional
me podía arrancar de tu costado
sólo el puño del despotismo animal
pudo apartarme de tu pubis plateado.
Cariño mío: maldigo al bruto
que me exilió de tus entrañas
albergo rencor para el engreído
que puso un mar entre tú y mi alma.