Épocas hubo
cuando descalzo
trepaba tu escalera ardiente,
para cercar tu órfica ciudadela
y allí ver como tus trenzas un santuario
para una luna creciente conceden
Épocas hubo
cuando sin miedo me sumergía
dentro de la enigma de Atlantis
para cosechar perlas de tus lágrimas derramadas,
un collar de prismas de arco iris,
tu aspecto para embellecer
Nunca esperaba
épocas de derrotas y batallas perdidas
en ráfagas de viento de orillas polares,
dejando los contornos de tus labios entumecidos
y tus susurros, cual condenados desterrados,
en escarcha permanente encarcelados
Mareas altas de olas balsámicas,
con paciencia, arrastran tus pisadas
en mi memoria tatuadas,
pero los reflujos aún me recuerdan,
una vez más en silencio
a pensar en ti
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