franklin blanco

Corazón de bambú

Cuántas veces te he visto

penar una y otra vez por causa de las

adversidades.

Pues tu vida ha estado marcada por los reveses,

los insomnios y las contrariedades.

Te he visto, por ejemplo, -no sé si consciente-

hacerle muecas a la muerte, y siento pena y miedo por ti.

Cuando el viento sopla fuerte chispea tus heridas.

Te arquea y te retuerce, pero jamás te rompe

ni te humilla.

Hincas en el suelo las rodillas para orarle a tu Dios,

el mismo Dios de tu madre y redentor de almas.

Pero Él no siente la fragilidad de tu encanto

porque no te hizo débil, al contrario,

te creó fuerte para que pudieras cargar con la cruz

que lacera tus heridas.

Tienes el pecho maduro, cargado de aromas

y colores que se orean bajo el peso implacable de la brisa.

Amor mío y Flor mía.

Mujer de risa fácil y mirada triste.

Guerrera de la noche malherida,

te verán caer mil veces

y mil veces te verán de nuevo levantarte.

Verán tu alma entristecida regar el campo de batalla,

y yo aquí, tan lejos para abrazarte

pero muy cerca para amarte.

Qué más da si así eres tú,

soñadora de mis sueños,

mi pequeño corazón de bambú.

 

FB.

Ciudad de Calabozo.