Hay cosas que dejamos pendientes,
el ascensor con sus rieles
entre oxidados y brillantes,
las ruedas quien sabe
cuanto tiempo vio pasar vidas,
se eleva como una sensación,
y se cruza con una emoción,
es un juego mágico,
a veces cruel por el tiempo,
donde los asientos ya tienen
un nombre,
pero así el tiempo se esclaviza,
quizás me pregunte,
que cambiamos cuando cambiamos,
que amamos cuando amamos,
que locura es cuando enloquecemos,
que miramos cuando miramos,
yo miraré los días repetitivos,
seguiré, buscando las huellas,
seguiré, con mi lógica partida,
para vivir, respirar, vaciar el alma,
hacer lo que no alcanzamos,
aquello que un día soñamos,
la locura del amor es soñar
cosas simples, casi mágicos
un encantamiento casi dramático,
que somos dos seres…
y a veces llegamos a ser uno.
Estos días tienen el encantamiento
de las cosas que no hablamos
de las cosas que no podemos traducir,
lo mas sencillo tiene el hechizo
de los gestos, piel y besos.
Así amada, vamos construyendo,
el amor hecho cristal,
el amor hecho encanto,
el amor hecho de una despedida,
tan inesperada, como estrella sin luz,
pero el amor tiene cosas inexplicables,
La ausencia un juego sin reglas,
que me lleva a realizar las mismas cosas,
aunque ya nunca estés…
Quizás estas, yo
no estoy contigo…
Quizás sea eso,
la representación del amor,
solo las huellas construimos.