José Luis Barrientos León

A la meretriz de mi pueblo

 

 

Entonces descubrí, que la dama de los besos, no ofrecía sus amores

No exhibía sus dones en vitrina, ni exclamaba sus favores en la esquina

Ella se abraza a sus penas, y expía su amargura

Plena de sonrisas falsas, cubierta con su traje de virgen impúdica

 

Quien ha dejado sin brillo tu mirada

Quien de tu boca cándida ha robado su inocencia

Quien conoce tus secretos,

Quien ha despojado de tu corazón el tiempo

 

La dama de los besos, la que no implora a santos inicuos

La que no ora, la que no llora

La que no margina entre reyes y mendigos

La del sin desprecio y sin precio, todo es entrega y un beso

 

Quien te señala pecado

Quien oculta tu cuerpo de Diosa, con su expresión morbosa

Quien deshoja la orgía,

Quien alcanza alegría, entre tu vientre y tu boca

 

Entonces descubrí, que la dama de los besos,

Enseño de amores a puritanas e hipócritas

Entregó consuelo con sus manos,  y olores

Regalo belleza, perdono rencores,

Levantó su frente, caminó erguida, entre la plaza y la iglesia

 

Quién descubrirá tus voces

Quien disfrutará tus dones

Quien te vestirá de colores, quien tomará tu mano

Quien gozará tus besos, quien te convertirá en poesía