Un alma atraviesa
El valle oscuro,
Un diminuto punto
Colocado en seno adormecido,
Nadie notó su caminar
Ni conoció su rumbo,
Más ha tenido brújula
Ha tenido fuerza
Y ha tenido guarda
De prolongada existencia.
En nido provisto yace
Sobre colchón de agua
Y alimentos refinados,
Crece prodigiosamente
Pieza única inconfundible
Formada en bella apariencia.
Pasado el tiempo
Tras el velo oscuro
Ya no se disfraza,
Ahora se mueve, sigue entero;
Desde su nido que es su refugio
Percibe sensaciones,
De voces transformadas,
Unas son grato ritmo
Se siente tranquilo,
Otras en cambio,
Trastornan su alma.
Los hombres abiertamente exclaman
Llamándoles deseados o indeseados,
Son apreciados en muchos casos
En otros los han sentenciado.
Son consecuencia, sí, ajenos, limpios de todo mal y motivo.
Descuido, deseo, abuso o capricho
¡Ellos son criaturas, bajados del cielo!
Son pasión encendida, luz en nuestro desierto.
¡No temáis! La providencia se prueba en marginación, en soledad;
Grandes guerreros surgieron
En medio de la hostilidad,
Exiliados del amor humano
A rastras en aterrador hoyo
Alzaron la mirada al cielo,
Allí, en la fe, encontraron socorro,
Logrando por sus nombres, ser recordados.
Preservación, ante pronóstico desastroso,
Es la especialidad del Dios Todopoderoso,
Su amor invariable está al alcance,
¡Confía! Él quiere cambiar tus lágrimas en gozo.