Perros salvajes en tiempos violentos
como estelas de fuego hacia la muerte,
esas jaurías aisladas que observan el tiempo,
parece que el silencio los ausentara por un instante,
pero no es así, su alarido es presente y permanente.
Perros de espacio vagabundos
caminantes sumisos hacia un tiempo profundo,
parece un escarpado absurdo,
cuando se acercan a lo miserable de los suburbios.
Perros de sociedades errantes,
en tumbas de último adagio,
entregados a corrientes emergentes,
¿lloras?...
sin ansias las carnes de sus manos.