A Hellen Blass...
Caminando voy sobre la calle ignota,
llevando en manos los sueños como cristales
rotos que me hieren y desangran: los males
son que se escapan de mi alma rota.
Voy caminando –es el camino viejo –
como quien sigue de su quimera
el vaivén silencioso de su veste ligera,
atrapado sin remedio el antiguo espejo.
¡Oh amor y fantasía
de mi alma aún soñadora
que tejes con poesía
la pasión consoladora;
amor de noche oscura,
de ilusiones místicas
y ternuras cabalísticas,
llenáis mi corazón de ventura;
te impregnaste de los campos el aroma sutil,
oh virgen noble y gentil,
y con fulgor de fuente sonora
recorres mi agonizante jardín, oh Aurora…!