Calle antigua de mis sueños,
de mis momentos más lúcidos.
Te construyen las pisadas
de adoquines lisos y descalzos.
Sollozas, asfixiada en tus
extensiones, alaridos
taciturnos entre el
vaho de las penumbras,
oscuridades que, a tu parecer,
son meramente artificiales.
Herida por doquier, sanada
con jarabes y matices
de plantas que solo crecen en
los diciembres más cálidos.
¿En qué momento la edad te
arrebató centímetros, si ayer eras
tan grande? Hoy necesito
menos pies para medirte.