Te alejaste de mí en las sombras de la noche
por el camino del lucero que busca el alba,
te diluiste en la luz de una estrella azul
como lágrima de rocío que cae al agua.
Seguí en pos del aroma carmesí de tus labios
a lomos de un vespertino corcel de oro y grana,
la verde brisa de tus ojos era la senda
que a mi alado corcel a su destino guiaba.
Bebí la luz, bebí la sombra, bebí el viento,
bebí la noche azul y estrellada,
viajé por el túnel del espacio y del tiempo,
y de tu esplendor y tu fragancia no hallé nada.
En el dulce despertar de la bella aurora
un gárrulo jilguero se posó en mi ventana,
su canción de amor hirió mi corazón
en la luz dorada de la sonriente mañana.
En las alas del viento