Mirándome en tus ojos, jamás podrá negarse,
que tu eres de los dioses suprema creación;
tus formas son las formas que suelen encontrarse
en esas diosas griegas, pintadas con pasión.
En muchas ocasiones me quedo contemplando
la seda de tus manos, tu rostro angelical;
y pienso si es que acaso, tan solo estoy soñando,
con una regia ninfa de erótico ritual.
Y viendo tu sonrisa, que alumbra tu mirada,
con ese dulce gesto de pícaro placer,
observo en su reflejo la fuerte llamarada
que grita tus deseos ardientes de mujer.
¡Entonces mis delirios con grande rapidez
dibujan en el viento tu tersa desnudez!
Autor: Aníbal Rodríguez.