Lenta entras por mi ventana.
Silenciosa acaricias mi cansado cuerpo.
Me besas con ternura, despacio, sin premura.
La brisa serena acompaña tu presencia.
Siéntote y esbozo una sonrisa.
Abro mis ojos y ahí te encuentro.
Cálida, transparente, hermosa.
Te miro y admiro una y otra vez.
Testigo silente de mis noches ardientes.
Confidente fiel a quien mis cuitas entrego.
Protectora constante, defensora acérrima.
Compañera en noches insomnes.
Tierno consuelo de amantes perdidos.
Tu elegante vestido bordado está de suspiros,
de sueños, de ilusiones, de anhelos sentidos.
Que nunca me falte tu presencia ya sea nueva, creciente, llena o menguante.