Todo era casi negro.
Apenas divisaba, no veía
las ilusiones de antaño.
Eran corrientes salvajes
escapando de su vida.
Movimientos giratorios,
Torbellinos agresivos
desquebrajando su alma.
Refugiado en soledad
Agonizaba en silencio.
No podía ni llorar, su llanto
ya no existía, se perdía,
fugitivo que va huyendo
perseguido por el tiempo.
Pero ocurrió de repente
porque no estaba previsto.
Alguien se puso a su vera
dando color a su miedo,
tranquilizando sus ansias,
dando brillo a su semblante
marchito y resentido de tanto dolor
oculto que llevaba en su lamento
y no podía arrancar.
Era un golpe de alegría
añorado y deseado,
era calor, era vida.
Era un rayo de esperanza
para poder continuar.