Siento que la vida es un chasquido de dedos
la juventud (que era ayer) es transmutada en
realidad insustancial y consumada.
Un minuto después de verme reflejado
las arrugas por mi sien diseminadas
en la tribuna de azogue rectangular
enfáticas declaran que no soy el mismo.
Hoy somos acto consagrado al hedonismo
mañana ,un recuerdo extraviado en el olvido
(Ayer, fuimos punto intangible de un extremo)
atrofiado el ego, en penínsulas sin istmo,
donde se hace legal todo aquello prohibido.
—Soy viejo—, y no tienen memoria los espejos.