Desviste de a poco tus pensamientos,
despacio para que no se asusten,
suaviza sus impulsos, estarán ansiosos.
Pero tendrán un poco de miedo,
porque los verás sin ropa.
Sin embargo, se sentirán a gusto
en el lugar donde los vas a llevar.
Abre la puerta con cautela
para que no se escapen las palabras,
pero deja la puerta abierta,
pues cuando estés adentro,
ellas no querrán salir.
Tranquilo, no importa lo que pase allí,
en poco tiempo darás a luz sin pena.