Fue la gloria el haberte poseído
y gozar de tu magia su secreto;
que posee la gracia de un terceto
que ha llenado de música mi oído.
De las muchas pasiones que he vivido
y que forman los versos de un quinteto,
fue la gloria el haberte poseído
y gozar de tu magia su secreto.
Con tu luz me ofreciste lo florido
del compás melodioso del soneto;
con arpegio tan dulce y tan completo
que hoy te digo, dichoso y complacido:
¡Fue la gloria el haberte poseído!
Autor: Aníbal Rodríguez.