A la deriva con el dragón rojo
y con la violencia guardada en el cofre
como tesoro que venía con el mundo
Me miraste plasmando con palabras
el interrogatorio de inconsistencias
Cuál única pregunta evoco:
¿Puedo ser tu sol?
Hasta el día de hoy esa voz
me habla en la abstracción
¿Acaso el sol alumbra? Sí
pero también quema
Aún el mar no descansa aún las aves
vuelan continentes sin hallar alimento
Aún la cólera crece y me amarra
¿Por qué yo no pude decidir?
En el vaivén del mar yo floto
No escucho los gritos
los siento en mis venas
y en cada parte de mis plumas
Con el antaño aún te lloro
pero te riego
Nácar
que bellas son tus copas llenas
de vino pero así como te perdí
el sol perdió sangre
La tierra se secó yo vivía del barro
Le vendí mi alma a la serpiente
Sólo así visto plumajes de color
Escondiendo así el veneno de la adelfa
cuya maestra caudal de la vida
me compelía
Así gritando por los ojos
me enrede en un Abrus Precatorius
sus flores rojizas destilaban cierta
hipnotización
De la cual fuí su amante
Mi sol si me permites el baile
de la Amapola
nos volveremos a ver
Y podrás volver a dormir con la
luna menguante tatuada en tu rostro
con la que siempre luchaste
y te corrompiste