Matias 01

MAGDALENA

Ese espejo sobre el cual no quiero mirarme,

esa fosa que me ama en el crepúsculo

hasta llegar la aurora;

Este muerto que regresa siempre sin dolor

por su café amargo;

Son los huesos cruzando el horizonte estrecho

de su lagrima;

 

Detrás de mí, este traje oscuro avergonzado va,

ahogándose,

lejos de su calzado;

Sin mi costilla, sintiéndose pálido y desnudo,

sintiendo tanto miedo

que se arruga mucho como piel de fósil;

 

¡Soy triste, para que negarlo!

Tanto, que me escondo cuando se asoma brillando

mi alegría

¡No sería justo contigo, Magdalena! ¡No sería justo!

¡Tanto me has amado!

¡No sería feliz, si me despidiera de estas penas!

 

Tu rostro que alejaba mis hambrunas,

tus manos desprendidas humedecían sobre un rio

estos huesos oxidados

¡Y me subías a otro cuerpo!

Apretados, soñábamos sin remedio, extraviados

en el bosque de un par de rostros

desparramados en el silencio.

 

¡No sería justo contigo, Magdalena!

¡No sería feliz, si no me dolieran estas penas!