Convivo apacible con los retazos de la noche
ya me han visitado los fantasmas cotidianos
no es necesario añorar tu azarosa sonrisa
me sumerjo en el ensueño de gestas antiguas.
Orbita, complaciente, la densidad de las evocaciones
catapultas de deseos se desangran en el aire
lo vacío es una llama que languidece sumisa
te he convocado, implícita, en la invisibilidad de las percepciones.
No me reconocerás, ya fragmentado
buscaré sustraerme de los inútiles enigmas
me habitaran, seguro, las incertezas
pero me aferraré , tenaz, a mi universo sagrado.
Bebe de mi copa añeja, el ultimo sorbo
el otoño se acurruca en mi espesa calma.