Embriagados de miedo e incertidumbre
con un fueguito apenas de esperanza,
semilla de la nada que germina
y vida que se engendra tras la muerte.
Reverdecer desde el exilio,
tras ese largo viaje a las profundidades,
después de conocer sus orfandades
y haberle dado luz a los secretos
de todo lo aprendido y lo heredado.
Resulta ser cosecha primorosa
aquella decisión hacia el vacío
habiendo transcurrido las tormentas
y siendo convidados a sus muertes.
La vida, muerte, vida está presente
En todo aquel que aspira a elevarse.
Andrea