Difícil cosa quiere el corazón
cuando en la noche busca tu presencia
y encuentra solo un porvenir de ausencia
dada nuestra terrible situación.
Porque te fuiste en mayo, y sin razón
permaneces pegada en mi conciencia,
no puedo soportar ya la existencia
ni los pesos que implica mi pasión.
No queda más que el filo de la muerte
para mi vida triste, desolada
que no logró tu corazón tener.
Acepto sin recelos esta suerte
y pongo marcha lenta, sosegada,
a donde no te pueda ya querer.