Los días vividos de poco han servido
las horas perezosas se adueñan de las cosas.
Seguir el horizonte y huir.
Cansado de no saber escuchar,
de no saber escribir
de no saber pelear.
Cansado de marear las palabras de no madurarlas.
Culpo a las horas solitarias
que son una amenaza.
Mi atormentada cabeza se alza, se incorpora pero no se le ocurre nada.
Vino la musa del alba
con mil ideas del alma.
La muchacha lloraba porque no me ayudaba
Mi bisoña cabeza ya no se levanta.
Abandonaré las palabras.