Ben-.

En mitad de la noche-.

Es mitad de la noche

y la mayoría duerme.

Como en cantinas olvidadas,

por la peste y el desahucio,

se mezclan aromas de monte

y balidos de ovejas trashumantes.

Los goznes de las puertas,

rezuman un óxido que chirría, y en los interiores,

espíritus de palomas ocres, se amalgaman

con los trastos de la huerta.

Todo es bañado por la luna.

Y en las superficies inventariadas

por antiguos contables, se acumulan

tanto básculas metálicas de pesar frutos,

como el polvo y la frescura de antaño.

Ah! quién pudiera regresar a esa locura.

Y retornar a los brazos de la madre.

Y abrazar los músculos tiernos del padre.

Con ímpetu de yedra, ascender las laderas

matinales, con exceso de sol a las espaldas.

Pero las telarañas han hecho el resto, y los postigos

permanecen cerrados. Sólo el poema

mantiene la ilusión.

 

 

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