En un papel escrito,
con letra muy nerviosa,
estaba aquel Quijote
durmiendo una cogorza,
los signos del beodo
estaban en la nota,
austeros y precisos
con tinta pelirroja,
por ello destacaban
los rasgos y las sombras
producto de resacas
con fiestas y con bromas,
quizás de algún momento
de versos y de rosas,
abrazos y caricias
con tiernas carantoñas...
Era un papel de cine,
actor de poca monta,
andaba obsesionado
con ser un Casanova,
y entonces El Teatro,
de forma muy curiosa,
le dijo que actuara
buscando su paloma,
y el joven, cual Tenorio,
con manos temblorosas
pedía a las estrellas
el baile de las moscas,
los labios silenciosos
ansiaban esas joyas
de vida y de locura
en mente del idiota...
\"...Y allí quedó el papel,
que cuento en esta historia,
en medio del Quijote,
sin gatos ni amapolas...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
16/03/20