Ven,
acompáñame;
y empujemos
juntos
la oscuridad
que nuestras vidas
empaña,
para encontrar
la luz
de amaneceres
donde tus brazos
y los míos,
se fundan con los quereres
que libremente
como nubes
volarán
con sus placeres.
Ven,
acompáñame;
y liberemos juntos
los temores,
los que impiden
que se desborden
estos amores
como río embravecido
bajando colinas
y montañas
hasta llegar
al mar bravío,
donde tu corazón
se bañe
y se embarque
con el mío.