Los níveos dedos de seda de la noche oscura
acarician el ardiente carmín de tus pétalos,
entre los efluvios de sus vaporosas manos
se derrite la fragancia de tus rojos besos.
El apasionado aroma de la noche en calma
nuestros labios une en un fulgurante destello
y tu voz se pierde en la lóbrega oscuridad
ahogada por los suspiros que exhala el silencio.
La negra noche refulge como sol en llamas
con el brillo de tus labios rojo terciopelo,
tu fulgente luz diluye en el etéreo espacio
las arreboladas sonrisas del suave céfiro.
Creí ver tus verdes ojos en campos esmeralda
engarzados en los topacios del azul cielo,
dulce fantasma y vaga ilusión de mi mente,
ilusorio fruto de mis azorados sueños.
En las alas del viento