Madre:
Embelezo de amor y dulcura,
paisaje inédito de mi alma,
eco imborrable:
¡Tu voz!
que aún en mi leve existir,
me invita a continuar.
¡Oh, madre!
la canción que me cantaste
Aún vive aquí en mi corazón.
La palabra que me diste
sigue guiando mis días
y por ello cada noche
en la oscuridad busco
el brillo hermoso de tus ojos,
que me miran en silencio
Y sonríen, cuando titilan las estrellas.