Los acantilados de mi memoria
Bastaron mil caminos suntuosos encontrarte en el mismo laberinto concéntrico, el mismo punto de encuentro donde las quimeras de tus besos vieron sufragar infinitas pasiones de los acantilados de mi memoria. Allí vive el amor en los pliegues de tu danza vestida de armonía.
En cada apéndice de tus curvas trazadas, se abren las lapidas de pasiones dormidas y encantos matutinos, llegando a emerger los espejismos de tu silueta, que bordas en mi febril mente devastada por tus múltiples encantos.
Tus paisajes eternos son de una belleza salvaje al ser recorridos, es ahí donde uno se pierde mas allá del horizonte, volviendo a tus valles, a tus primaveras, a los prados de tu alma, un lugar que renace la respiración, dando oxigeno a aquellos alientos perdidos que una vez se llevó el viento.
No aspiro a mucho, pero si a todo, a cada espacio de ti, al portal de tus auras, a los ocasos de tus ojos, a la calidez de tus manos y si quedan cenizas prefiero vivirte siendo fuego consumido por tus marabuntas de llamas candentes, si he de morir prefiero que brasas contengan tu nombre.
La libertad es el espacio donde se restituye la esperanza, donde hay esperanza siempre habrá un motivo para amarte, quizás pueda desnudarte el alma, engrasarte el corazón a besos, o acallar esas ganas que me quedan de vivirte, pero cuando se trata de ti, motivos me sobran todos.
No me arrepiento de haberte amado con locura, pero si de haberte perdido por las circunstancias del como y el porque...de eso si me arrepiento.
Jordi Etresi
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