Mi mundo se movía en un vaivén de alegría,
Lleno de sol, de colores de arco iris,
Abrazos afectuosos de amistades y familia;
Todo era luz, calor de seres humanos amables,
Esperando despedirse de sus seres amados,
Aquellos que en la distancia nos acerca
A pesar de que nos hayamos marchado;
Tenía claridad en las palabras,
Manos que tomaban las mías
Donde la calidez se fundía en hermandad,
La música se escuchaba en todo cuanto se movía,
La sonrisa cristalina de los amigos.
Pero un día sin pensar abrí mis ojos
Y me encontré con un mundo tan diferente al que tenía,
Miré al cielo y vi el resplandor de la luz del sol,
Pero pese a que lo vi,
La oscuridad comenzó a entrarse
Por todos los rincones en donde habitaba,
Miré el campo verde
Y mis retinas en vez de extasiarse
Con semejante belleza que la naturaleza me obsequiaba,
Dejaron ver sus lágrimas, ardían, como si quemaran,
Y el corazón exaltado de una extraña y rara opresión
No podía aquietarse dentro del pecho,
La música llegaba a mis oídos
A sabiendas de que era una perfecta interpretación
De una de las canciones con música de tambores,
Flautas, gaitas, trompetas, clarinetes,
Rompían mis tímpanos como si fuera ruido,
en vez de música hicieren;
No atinaba a saber la razón de esa controversia
Con lo que estaba viendo y escuchando,
Pero comencé a caminar despacio sobre mis pies cansados
Sin haber caminado aún;
Que pasaba dentro o fuera de mí,
La luz se había fugado de mis ojos,
La alegría sonreía de una manera hiriente
Y se mofaba en mi cara,
El pensamiento divagaba entre penumbras
Parajes infernales que me asustaban,
Corrí, corrí con todas mis fuerzas,
Buscando refugio de mis inexplicables miedos,
Sin hallar donde esconderme de mi sombra
Que también perseguía mi carrera loca,
La emprendí sin descanso hacía el limbo de mi irreflexión;
Traté de asirme de la luz,
Que falta hacía que ella me tomara de la mano
Y volviera a recorrer conmigo el sendero que alumbraba,
Pero para mí desgracia, se alejaba, se alejaba
La terrible y rara oscuridad me tomaba
Y me arrastraba hacia un abismo e impotente me dejaba,
Trate de hablar y ni el eco contestaba mis clamores,
Mi garganta seca se negaba y me callaba,
Mi voz se apagó como se apaga el cielo
Cuando se anuncia una tormenta,
Se pone lleno de nubes negras
Y la terrible soledad comienza
A entrometerse como si alguien invisible le ordenara,
Y me siento tan rara, mis fuerzas se han ido,
Es como si alguien me desarmara poco a poco,
Y las piezas las regara en una sala,
Imposible de encontrarlas,
¿Qué me pasa?,
Tengo multitudes a mí alrededor,
Música, cantos, aplausos, sonrisas,
Pasos que se dejan sentir de arriba abajo,
Caminan, corren, escucho tantas cosas
Que no atino a saber exactamente que es,
Acaso he quedado sorda al bullicioso ruido
De una ciudad como la nuestra;
¿Acaso estoy pasando por una prueba que no logro descifrar??
Pido a gritos auxilio y mi voz abandona mi garganta
Es terrible esta soledad, mi mente se confunde,
Mi corazón se agita y siento que la respiración me falta.
DOMOTA