No estas sólo, ya somos dos
y si preguntas, de dos en dos se suma un millón.
No importa el sexo, ni importa la edad,
a cualquiera le puede pasar.
En el mundo somos muchos los que pasamos por depresión
y en silencio queremos escapar.
Esta es mi historia, te la voy a contar
y de pronto te puedes identificar.
En forma de monstruo se representa,
en un lugar oscuro que te encierra
y aunque quieres encontrar la puerta
no existe ni una salida de emergencia.
A veces no hay motivo aparente,
este llega de repente y se mete en la gente, dañando su mente.
Duele, siempre duele porque no se sabe qué quiere
solo te atrapa y te detiene,
en tu dueño se convierte.
Cuando eso sucede quieres aquietar tu mente,
cerrar los ojos para escapar,
no dar la cara a la realidad
y dormir es el único plan.
Cobarde quizá dirán y probablemente lo sea
pero cuando se apodera de tí, solo quieres huir.
Y, en el momento de despertar,
no importa si vas de aquí para allá
pues todo da igual
aún así, debes continuar.
Nadie entiende el por qué
los reproches son mil veces cien
y aunque quieres encontrar alguna respuesta
la verdad es que no hay ni una correcta.
A veces parece que todo acabo
y que el enemigo fue quien escapo
pero, cuando al parecer todo está bien,
éste vuelve a aparecer.
O duermes mucho, o duermes poco
o comes mucho, o comes poco,
no siempre ocurre igual
solo juega y después se va.
Por eso debes aprender a vivir con él
hacerte su amiga y saberlo entender,
si no quieres volver a caer
y hacer un plan para irte de una vez.
Es la realidad en la que vivimos muchas personas
no se trata de moda ni del qué dirán
se trata de personas que sienten que no pueden más
y están en medio de una enfermedad que condena.
No estás solo ya somos dos
y si preguntas, de dos en dos se suma un millón.
KaMel