I
No busco el falso aplauso de tus manos.
Ni la falsa sonrisa de tus labios.
¡Ni concurso, ni discurso!
¡Ni halagos, ni abrazos!
¡Júzgame, si quieres!
¡Me declaro, culpable!
II
Yo anduve, hurgué y encontré en el camino,
las piedras del Ego,
creí, bebí, confié y me embriague junto a ellos,
y clavaron sus afilados dientes,
en la delgada piel de mi cuerpo,
con cada abrazo, una copa en el suelo,
derramaba.
III
Crucé puertas y ventanas
y en el ático de su casa, el veneno y sus fantasmas,
hicieron del amigo, un holograma
colgado en la pared,
¡Lo ví, todo!, en el cuento y su trama,
en el relato y su trampa, telarañas
como arenas movedizas.
IV
Deleitados por la tinta, el papel y los trazos,
cada línea, blanca o negra en su regazo,
¡Era un fiasco!,
avalando el nombre, el apellido y el santo del osado.
¡Era el padre, el hermano, el amigo y descendencia!,
¡Era la cara y el sello!,
o el color de su tintero,
¡Nada Nuevo!,
¡Nadie, rompió el silencio y nadie, lo sedujo!.
V
Y retumbó en mis oídos,
la risa burlona de un verso,
que se ha sentado a la orilla del río,
a conjugar carruseles de pasiones,
fenecidas y ultrajadas.
Mientras la danza en su aposento,
dibujó sin demora,
la fuga del beso fingido, el vestido y la gala
y supe, del tiempo que ha roto sus filas, y también de la vida
que golpeaba con furia,
la taberna.
VI
¡Lo ví todo!, en el tic tac del reloj,
que me prestó su diván
y no hay culpas en la mesa,
solo hay libros que van y mienten,
y luego existen,
¡yo existo, y veré si miento!,
sobre el agape que el viento pone
sobre mis versos.
VII
¡Veré si miento, sobre el dolor que trae la lluvia,
y retuerce mis huesos.
¡Veré si miento al sol y a la luna sobre mi espalda! .
¡Veré si puedo, mentirle a la muerte!
¡Veré si puedo, contarle al mundo ,
que motivos tuvo el cielo, para darme resplandores,
cuando sólo rayos y centellas, veo.
VIII
Que motivos tuvo el cielo,
para darme el sueño místico,
y dejarme parada en medio de la vía,
corroída y delirante
con grilletes y espolones en mis pies,
y los brazos extendidos,
sin aliento
sin amores
sin vida
¡Sino fuí yo, quien eligió, éste mundo!
¡Sino fuí yo, quien borró su memoria!
¡Sino fui yo, quien abrió el camposanto,
para darle a la muerte, tanta sepultura!.
M2425bf201-45.