Tiemblan mis labios en mi boca
y voy llorando como un niño
al haber perdido tu cariño,
pena y soledad me provoca.
Me siento como el mar enfurecido
golpeando las rocas cual justiciero
invoco en mi interior lo más fiero
de este dolor que me ha sumergido.
Trato de pensar y pienso esclarecido
que este dolor será pronto pasajero
pues no consigo nada siendo severo
yendo como los huracanes temido.
Como un puñal fugaz y doloroso
en mi pecho llevo clavado y me acompaña
y quiero arrancarme el dolor con hazaña
para sentirme de nuevo cariñoso.
Pero en mis recuerdos me llamas
y siento como si me golpearan campanas
haciéndome añicos de nuevo el alma.
Autor: Augusto Cuerva Candela
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